La formación de profesores de filosofía

 

Abstrac
En este trabajo se atiende la problemática de la formación docente de los profesores del área de filosofía que se presenta con la implementación del plan de estudios denominado Bachillerato General por Competencias en la Universidad de Guadalajara (2008), con el resultado de una lamentable dispersión y falta de atención a la problemática disciplinar en este nuevo esquema, en el cual lo importante es el uso de esquemas, nociones y conceptos, que trascienden lo explícitamente disciplinar de las áreas del conocimiento en la tradición de la conformación de las ciencias y las áreas del conocimiento, con lo cual la formación disciplinar es olvidada y reducida a una esquematización burocratizada de los conceptos disciplinares que contribuyen al desarrollo de las competencias como grandes expectativas de formación en el nivel medio superior; donde la paz, la justicia, la solidaridad, el compromiso por el desposeído, la comprensión de la ciencia y el arribo al progreso y el bienestar son la base fundamental de la educación propedéutica, antecedente de los estudios de licenciatura.

Palabras clave: Filosofía, profesores, formación docente, práctica docente, competencias, aprendizaje.

La educación permite que el hombre pase del reino
de las sombras,de la superstición, al reino de la razón.
Educar es transformar a la humanidad.

Adolfo Sánchez Vázquez

 

Introducción
La formación de profesores es un ejercicio institucional de adecuación de prácticas de desempeño académico. La formación de los profesores-docentes busca ser intelectual, esto es, de capacitarlos en los fundamentos y prácticas que social, histórica, psicológica y epistemológicamente fundamentan las tareas educativas, formativas y de innovación de los profesores.

Los filósofos, lo asegurábamos hace dos décadas, no nacen en maceta. La formación de los filósofos no se da por generación espontánea, no se producen en serie como los productos de las empresas altamente industrializadas, como sería del calzado, automotriz, de alimentos y de bebidas; los profesores universitarios son formados a partir de una decisión consciente e intencional por comprender y transformar la realidad existente, es el resultado de los sujetos y grupos de poder de la sociedad en la que se inscribe una institución educativa, incluida la universidad.

La filosofía, o mejor dicho la actividad filosófica, existe en la sociedad, en las prácticas formativas formales e informales, en los partidos políticos, las agrupaciones y asociaciones gremiales, en cualquier espacio social. La filosofía y los filósofos surgen en este marco de relaciones sociales. La cuestión es que ahí están pero, ¿cómo se forman estos actores sociales? La respuesta es concreta: se forman en el lugar mismo en el que se encuentran, esto es, en la práctica de los espacios sociales, las calles, mercados, plazas, escuelas y universidades. En el diario vivir; se forman, reproducen, recrean, rechazan, cuestionan y proponen, pero siguen estando y actuando para justificar o rechazar el estado de cosas y relaciones existentes.

Hay tantos tipos de filósofos como intereses e ideologías preexisten en una sociedad. Se encuentran los que cuestionan la realidad existente, los que pugnan la caída del régimen, cualquiera que sea, que no son de izquierda, centro o derecha. Se presentan con la urgencia de encontrar sentido a la existencia, buscando arrancar el sentido de vivir en el color, la música, la náusea, la nada, la existencia de absolutos y de absurdos, son existencialistas; los hay también racionales y analíticos que buscan en el discurso la realidad de lo real, e incluso la realidad irreal del ser, que persiguen o van tras la verdad, la neta del planeta; también hay los que trascienden lo terrenal y se apropian y divulgan la buena ventura, el paraíso, el reino de los cielos y la palabra salvadora del señor, del perdón de los pecados, la vida eterna y el castigo que también es divino e irrenunciable. Los de la exigencia semántica de lo conceptual que redunda en la expresión de la verdad y la lógica de lo estructural como lo formal pensado y gramaticalmente válido y verdadero.

Todos son arraigados y expulsados al lugar común, la forma de vivir y de actuar de la universidad universal, continente y aglutinadora. Los académicos de la burocracia intelectual semidorada, los que debaten sobre el campo del currículum, de la didáctica crítica, del mito de la universidad, de los caminos del futuro, de las utopías como horizontes de realidad en construcción, del porqué de la necesidad de filosofar, los que hacen uso de las coyunturas, de cuerpos académicos, de las élites del poder prestado, de los abrevaderos de la investigación académica. En resumen, la formación de los filósofos para la docencia de la filosofía está abierta, no se cierra a un curso o diplomado, la formación docente es un horizonte de posibilidades, un lugar común para mejorar lo realizado por la mejora misma, como apuesta a la subjetividad y a la provocación de la actitud por el asombro y la necesidad de explicación.