Logo

Poemas

José Ángel Lizardo Carrillo


Tritonas de la lluvia

Homenaje al “Aplastamiento de las gotas”, de Julio Cortázar

A quién se le ocurre
abrir las compuertas
del granero de la lluvia.
Es tanta la descendencia
que las barbas diluvianas
de sus tribus todo lo inundan.

Una gota con barriga
de luchadora de sumo
presume ejecutar
el clavado más perfecto
desde el trampolín de la hoja.
No miente.
De pronto se vuelve grácil
como una Comaneci.
Se tambalea,
casi pierde el equilibrio.
Está decidida:
eleva sus bracitos de cristal
y se lanza en posición V.
No cae en el estanque.
El viento la transforma
en un colibrí albino
para su aviario.

Otras se agarran
con todas sus uñas
de la piscina perpendicular
de la ventana.
Tras el relámpago
salen en picada
en su líquido afán
de pulverizar el récord
de pecho y mariposa
de Michael Phelps.

Esas Tritonas
no compiten por una medalla.
Son sirenas
de extrema adrenalina.
Cada vez que llueve
vienen a suicidarse
en relevos interminables
en la alberca vertical
de la ventana.


Poema de humor negro

A Guillermo del Toro

Yo soy la nana de Memo.
Como verán, sus monstruos
no son criaturas de la nada.
Son “partos”, sin control, de mi amo.
¡Silencio!... Silence, please!
Afinen el caracol de sus oídos.
Si escuchan pasos, gritos,
o una detonación, díganmelo.

Hace días que la niña Ofelia
fue a entrevistarse con un fauno
en un laberinto, y no ha vuelto.
¿Qué les parecen estos engendros in vitro?
Al principio uno se asusta;
después, el horror es cosa doméstica.

Para el niño Memo
son frutos en almíbar;
le despiertan tanta dulzura
que todas las mañanas los acaricia
frotando sus campanas de cristal.
¡Vaya milagro!

A más de uno le saca
una sonrisa tiesa, siniestra.
Yo también les tengo un amor maternal;
me conmueve su silencio congelado.
¡Miren mis senos, todos mordidos!
Soy su nodriza.
Después de que les doy pecho
caen en un letargo con los ojos abiertos.
Otros son prematuros,
viven en el limbo de su cunero.
Aclaro que no es culpa mía;
es prescripción del Tiempo pediatra,
no se ha dignado darlos de alta.

A través del mudo idioma del agua,
yo, al igual que Lisa,
adopté al anfibio de hirsutas algas
y ojos de océano revuelto.
Yo lo enamoré con huevos.
Cuando supe que lo torturaban
en una piscina de experimentos,
fui a rescatarlo de la cadena constrictora.

Lo envolví entre las sombras
y abordamos el caballo negro del viento.
Cuando llegamos al muelle
su morada se inundó de gaviotas.
Luego las olas,
como si fueran una manada de focas,
vinieron a lamer sus pies de pescado.
Entonces el mar,
como si tuviera puertas,
se abrió para que él entrara a casa.
Les juro que oí música allá dentro;
sin duda festejaban su regreso.

Gracias por acompañarme.
Perdón que les deba un refrigerio.
Lo único que puedo ofrecerles
es champaña con cianuro.
¿Alguien gusta una copa?

Aquí se rompió una taza…
Colorín de luna negra.


Jumb22

Hay un país que me duele

Margarita Hernández Contreras


Jumb23

Si dios enviara a sus ángeles

Julio Alberto Valtierra


Jumb24

Mientras gobernaba el polvo

Veselko Koroman Croacia


Jumb25

Se despide el campeón

Fernando Zabala Argentina


Jumb26

Informar y formar

Juan Castañeda Jiménez