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Frankenstein, El resplandor del verdadero Prometeo

Gabriel Cerda Vidal

“All work and no play makes Jack a dull boy”. Jack Torrance
El resplandor, Stanley Kubrick1

Mary Shelley escribió Frankenstein inspirada, se sabe, en el científico Andrew Crosse,2 a quien luego de exponer su fascinación desmedida sobre teorías acerca del entonces innovador galvanismo, cualidad de la electricidad de incitar contracciones en los músculos y nervios de organismos vivos o incluso de órganos muertos, se le concibió como el prototípico “científico loco”, endemoniado sujeto de exorcismos, y se le segregó de la comunidad científica de la época. También se sabe que Mary Shelley y su esposo, el famoso escritor Percy Bysshe Shelley, en una visita al escritor Lord Byron, acordaron, a manera de apuesta, escribir junto con otros escritores, un texto de terror. El producto de esta apuesta fue precisamente el “Moderno Prometeo”.

El terror que aportó Shelley consistía en el miedo a la novedad científica, a la modernidad; reiterada modalidad del miedo genérico, el verdadero diablo de la humanidad: el Miedo. Frankenstein se escribió en las postrimerías el siglo XIX, cuna de múltiples inventos y adelantos científicos, y era de grandes avanzadas en el pensamiento sociológico. El verdadero terror de Frankenstein es el terror a lo desconocido. Como siempre, el Satán secular que azota a la humanidad no es uno rojo con cola, tridente y pata de cabra, sino el Miedo. Miedo a la diferencia, miedo a la otredad, miedo a lo desconocido; miedo a la entrega… al fracaso… al rechazo social… ¿La concreción de una forma de cobardía…? Frankenstein, el temor cumplido, por cierto, no se inscribe, estrictamente, en el género del terror, sino de la psicología, y acaso del terror psicológico.

Por su parte, la película El resplandor3 cuyo principal protagonista es Jack Nicholson, se basó en una novela de Stephen King,4 del mismo nombre, aunque con diversas modificaciones. El símil que pretendo entre las dos obras, una de la literatura universal llevada al cine; y la otra del cine proveniente de la literatura universal, es en función del personaje principal en ambas obras: Víctor Frankenstein y Jack Torrance.

En el texto se asume que el doctor Víctor Frankenstein (obsesionado con la ciencia, tal como Jack Torrance con la literatura) se dedica a propiciar una aportación nunca vista en la historia de la humanidad. En múltiples pasajes se describe cómo el delirio hace presa de él y cómo su estabilidad emocional se vulnera de forma tal que su conciencia no gobierna y es la alucinación la que ordena sus actos.

En el caso de Jack Torrance ocurre, acaso por otra fascinación (la maldición del lugar: el resplandor que tiene la finca asentada en lugar sagrado de los indios nativos, la transmigración de las almas, el eterno retorno…), la misma obsesión: crear una obra auténticamente genial.

En ambos casos el resultado es fallido. Existe en efecto una relación notable entre cada uno de los personajes. El caso es que Frankenstein, el monstruo, no existe ni existió jamás (evidentemente desde el punto de vista del mundo literario); no es casualidad que lleven el mismo nombre. En realidad, el científico Víctor Frankenstein y su monstruo eran la misma persona… El monstruo revivido nunca existió, pero sí los crímenes y asesinatos que Mary Shelley narra. Víctor Frankenstein era una suerte de doctor Jekyll y mister Hyde.5 Si desde este punto de vista lo analizamos, el universo representativo del científico se encuentra profundamente alterado; siempre se muestra excitado, frenético, excesivo, con lo que se evidencia una condición anómala y propicia al crimen.

El doctor Víctor Frankenstein pretexta estudios lejos de su propia localidad para exponer ideas anticuadas y esotéricas a sus maestros de Ingolstadt. Es fuertemente rechazado. Luego de tal frustración asume la férula de la doctrina de sus maestros y comienza su delirio. Su supuesta creación.

Retomemos ahora su biografía. Él era el favorito de su padre; pero una adoptada, Elizabeth, llega a sustituirlo; y él finge que la ama cuando en realidad la odia; y peor aún, nace un segundo hermano que termina de desplazarlo. Es precisamente el hermanito la primera víctima de su locura. Fue a tal grado siniestro que dejó que se le culpara a la fiel sirvienta de toda la vida como la autora del crimen. Si hubiera sido cierta la historia del monstruo, la habría confesado ante tal situación, pero no lo hizo; precisamente porque el asesino era él. Luego mata a su mejor amigo, Henry Clerval. Tampoco es casualidad que los pobladores del lugar en donde se descubre el fallecimiento le imputaran la culpa a Víctor Frankenstein; no se explica esto si no porque de seguro algún aldeano lo vio asesinar a su amigo. Él era un sujeto delirante y enfermo. Finalmente él mismo pronuncia la sentencia: matar a su presuntamente amada Elizabeth, precisamente en la noche de bodas… significativo. ¿Tuvo algo que ver Elizabeth con Clerval?... Pues según la propia historia (y esto es fundamental, la narración la conocemos por boca del propio científico loco), llega el monstruo (o sea el propio científico trastornado) y mata a Elizabeth.

¿De quién huye a los hielos eternos del norte Víctor Frankenstein? No va en busca de nadie, va huyendo. El episodio cuando el capitán, que escuchaba la historia del moribundo Frankenstein, entra al camarote donde agonizaba el científico, y encuentra al monstruo, no es más que el descubrimiento de esta verdad: el verdadero monstruo siempre fue una sola persona disociada.

Por su parte Jack Torrance también sufre una especie de trastorno disociativo. Se denominan trastornos disociativos6 a todas aquellas condiciones patológicas que conllevan disrupciones o fallos en la memoria, conciencia, identidad o percepción.

Convencionalmente son cinco las categorías de trastornos disociativos referidos en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, y son los siguientes:

  • Trastorno de despersonalización (código DSM IV 300.6).7 Se caracteriza por periodos constantes de distanciamiento de uno mismo, o de percibirse como un observador distinto, permaneciendo sin alteraciones el sentido de la realidad.
  • Amnesia disociativa (código DSM IV 300.12).8 Se trata de la denominada amnesia psicógena o amnesia funcional.
  • Amnesia retrógrada de tipo autobiográfica. Vinculada con la experimentación de un fuerte trauma emocional.
  • Fuga disociativa (código DSM IV 300.13).9 Consiste en la realización de traslados repentinos a sitios remotos del domicilio, durante los cuales al paciente no le es posible evocar las circunstancias de su pasada vida. En algunos casos es susceptible de conllevar el abandono de la identidad previa y la asunción de una nueva identidad.
  • Trastorno de identidad disociativo (código DSM IV 300.14).10 También conocido como trastorno de personalidad múltiple. En este trastorno se aprecia que el paciente combina dos o más personalidades diferentes, persistiendo una pérdida de la memoria para una cantidad relevante de información referente a las otras formas de identidad.

El caso es que ambos se vinculan en una obsesión: crear una revolución en el conocimiento, sea científico o estético. Jack Torrance se disocia a tal grado que desconoce a su esposa y a su propio hijo, a quienes intenta asesinar; él no se percata o no es consciente de la personalidad emergente y se pone a hablar con supuestos fantasmas, con quienes se compromete a asesinar a su familia. Podríamos vincular a ambos personajes por su obsesiva inclinación a la perfección y por su distanciamiento con la realidad inmediata, tanto física como emotiva y psicológica. Ambos deliran; ambos proceden al homicidio; y en ambos es nula la conciencia de sus actos; ambos pretendieron la aceptación social y encontraron el rechazo que les provocó la ira y la disfuncionalidad.

Al final ambos terminan siendo sus propias víctimas. El científico Víctor Frankenstein en manos de su monstruo, congelado y luego calcinado en una gran pira de sepulcro, símbolo del ardor de su propio fuego interior; por su parte Torrance también termina siendo su propia víctima y también muere congelado. Una suerte de muerte compartida entre dos Prometeos.


Notas

1 Kubrick, Stanley, El resplandor (The Shining) 1980. Terror psicológico. Protagonistas: Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd y Scatman Crothers. Basada en El resplandor de Stephen King, publicada en 1977.

2 García Ruiz, Juan Manuel. “Sobre los experimentos de creación de vida de Andrew Crosse”. MACLA, revista de la Sociedad Española de Mineralogía, Laboratorio de Estudios Cristalográficos. Núm. 20, julio. Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra. CSIC-Universidad de Granada. En http://www.ehu.eus/sem/macla_pdf/macla20/Macla20_061-62.pdf, consultado el 8 de julio de 2017.

3 El resplandor (título original: The Shining) es una magna obra cinematográfica norteamericana del año 1980, perteneciente al subgénero cinematográfico denominado terror psicológico, producida y dirigida por Stanley Kubrick. La protagonizaron principalmente Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd y Scatman Crothers. Basada en la novela del mismo nombre escrita por Stephen King, publicada en 1977, no seguida literalmente al pie juntillas.

4 King, Stephen. El resplandor, Debolsillo, 2013, México.

5 Stevenson, Robert Louis. El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde y otros relatos de terror. Traducción de Juan Antonio Molina Foix. Colección El gato negro. Madrid, 2006, Valdemar.

6 Se trata de un tipo de trastornos disociativos en el DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición), psicomed.net. Archivado desde el original el 29 de junio de 2012. Consultado el 8 de julio de 2017. El trastorno de despersonalización en el DSM-IV-TR. PsychiatryOnline (en inglés). Consultado el 8 de julio de 2017.

7 Denominada amnesia disociativa en el DSM-IV-TR. PsychiatryOnline (en inglés). Consultado el 8 de julio de 2017.

8 Clasificada como fuga disociativa en el DSM-IV-TR. PsychiatryOnline (en inglés). Consultado el 8 de julio de 2017.

9 Se trata del denominado trastorno de identidad disociativo en el DSM-IV-TR. PsychiatryOnline (en inglés). Consultado el 8 de julio de 2017.

10 El trastorno disociativo no especificado en el DSM-IV-TR. PsychiatryOnline (en inglés). Consultado el 8 de julio de 2017.


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