Logo

No direction home

Ramón Valle Muñoz

¡Vaya revuelo se armó con la noticia del premio Nobel de literatura para Bob Dylan! Ninguno de los premios acapara tanto la atención ni genera tal cantidad de opiniones como sucede con el premio literario. Dentro del cúmulo de información que circuló en todos los medios, hubo de todo como en botica.1 Cito solamente la opinión contrapuesta de dos grandes escritores:

Declara Mario Vargas Llosa: “Me gusta mucho como cantante, pero creo que ha sido una equivocación de la Academia Sueca. Tengo la impresión que la civilización del espectáculo entraba a la academia y me preguntaba si el próximo año le darían el premio Nobel a un futbolista”. (Ahí te hablan, Valdano2). Salman Rushdie no escatimó: “De Orfeo a Faiz, la canción y la poesía han estado íntimamente ligadas. Dylan es el heredero brillante de la tradición bárdica. Gran elección”.3

Entre estos dos puntos de vista contrarios, nosotros, los pobres mortales, debemos comenzar por formar nuestra propia opinión sobre la obra dylaniana y la mejor manera de lograrlo es dedicar tiempo a escuchar su música, leer sus letras y así, como atinadamente se titula el suplemento La jornada semanal, podremos decir: “Cada quien su Dylan”.4

Mi versión de Dylan la he construido a lo largo de los años, en soledad escuchando sus discos, pero también durante veladas inolvidables acompañado de amigos. Dylan siempre es enigma: simbolismo, imágenes poéticas, elementos beat, lenguaje coloquial cargado de modismos y un tipo especial de cantante, reto intelectual, un placer estético durante el solitario acto de escuchar su música.

Sin duda habrá muchos agraciados que conocen, al menos, sus sesenta y siete álbumes oficiales y tienen más autoridad para hablar de su obra; pero desde mi parco conocimiento de la obra de Bob Dylan trataré, caro lector, de contar algo que sea de tu interés:

Si mal no recuerdo, mi primer contacto con Dylan fue en el lejano 1978 a través del Concert for Bangladesh; la cara A del disco 3 va completito con 5 canciones del bardo: “A Hard Rain’s A-Gonna Fall”, “Blowin’ in the Wind”, “It Takes a Lot to Laugh”, “It Takes a Train to Cry”, “Mr. Tambourine Man” y “Just Like a Woman”. Después caerían a mis manos y entrarían por mis oídos los dos volúmenes del Bob Dylan’s Greatest Hits. Ávido de atesorar tremendas obras maestras, invertí parte de mis ahorros domingueros en adquirir los casetes para regrabar de manera rústica las 31 canciones que resumen los primeros 10 álbumes de Bob. Por supuesto que me vi obligado a torear durante varias semanas al dueño de los discos, quien no perdía oportunidad para clamar desesperado la devolución de sus LP importados. Valió la pena; esas canciones encierran lo esencial del joven Dylan, quien para entonces, había pasado de ser idolatrado como representante de la canción de protesta, a ser denostado y odiado por aquellos que lo habían encumbrado y después lo llamarían Judas. Lo acusaron de vender la esencia del folk a la música pop. No le perdonaron el hecho de innovar e incorporar nuevos elementos musicales e instrumentos eléctricos en sus composiciones y hacerse acompañar por un grupo de buenos músicos.5

Aunque no en su orden cronológico de publicación, llegaron a nutrir mi fonoteca unos cuantos discos más: Infields, Street Legal, Bob Dylan at Budokan, Desire, Blood on the tracks, Highway 61 Revisited, Under the red sky, The 30th Anniversary Concert Celebration, Uplugged, Time out of Mind, Modern Times, Togeteher Through Life, Love and theft, Chimes of freedom y Tempest.

En 2005 se da a conocer el documental dirigido por Martin Scorsese No Direction Home: Bob Dylan. Gracias a este apasionante relato comencé a entender algunas cosas que me intrigaban sobre él: su vida, influencias musicales y literarias. Scorsese presenta durante casi 3 horas de duración, el compendio cultural de la época convulsa y decisiva para la sociedad norteamericana que va de 1945 a 1965; una era de paz pírrica aplazada permanentemente por nuevas guerras y acontecimientos violentos: Corea, Vietnam, Rusia, Cuba, Guerra Gría, el asesinato de Kennedy, la lucha por los derechos humanos y la libertad sexual. Años constelación6 en los cuales el veinteañero Dylan se vería inmerso como protagonista desde el ámbito artístico. Dylan expresaría al respecto: “I was born very far from where I’m supposed to be, and so I’m on my way home” [Nací muy lejos de donde suponía estar, así que voy camino a casa].

De entre los artistas entrevistados para el documental, se encuentra Joan Báez, quien cuenta una reveladora anécdota sobre “Love is just a four-letter Word”:

Bob escucha cantar a Joan las primeras estrofas.

—Qué buena canción —dice Bob al terminar de cantar Joan—. ¿Es tuya? —pregunta.

—Por supuesto que no —contesta Joan—, es tuya. Por cierto, ¿qué quisiste decir al escribirla?

—No sé —contesta Bob—, pero en el futuro otros escribirán sobre lo que quise decir.

Notas

1 Véase por ejemplo Soto, Ángel (2016, 13 de octubre). “Bob Dylan, un Nobel al rock”. Milenio, edición digital. En http://www.milenio.com/cultura/bob_dylan-premio_nobel-literatura-villoro-jorge_f_hernandez-julio_patan-taibo-milenio_0_828517277.html, recuperado el 14 de noviembre de 2016.

2 Jorge Valdano. Argentina. 1955. Destacado y exitoso futbolista, formó parte de la selección argentina ganadora del campeonato mundial de 1986 celebrado en México. Desde 1997 ha publicado seis libros con el futbol como tema central.

3 “Lluvia de felicitaciones a Bob Dylan, Nobel de Literatura” (2016, 13 de octubre). La Jornada, edición digital. En http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/10/13/rushdie-elogia-el-nobel-a-dylan-excelente-eleccion, recuperado el 14 de noviembre de 2016.

4 En http://semanal.jornada.com.mx/, recuperado el 14 de noviembre de 2016.

5 De 1965 a 1968 se hizo acompañar por The Hawks quienes después cambiarían su nombre por The Band. El grupo estaba integrado por Rick Danko, Garth Hudson, Richard Manuel, Robbie Robertson y Levon Helm.

6 El término lo utiliza Carlos Fuentes en Los 68. París-Praga-México (2005): “Años-constelación en los que sin razón inmediatamente explicable coinciden hechos, movimientos y personalidades inesperadas y separadas en el espacio”.


Jumb37

El concierto

Luis Rico Chávez


Jumb38

La ausencia de Leonard Cohen

Raúl Caballero García


Jumb39

Tu partida, José María

Margarita Hernández Contreras


Jumb40

José María Pulido, nos vemos

Raúl Caballero García