Poema      Eduardo Sánchez Ayala

Cuando la cortó más la pluma que la espada
y pesó menos el alma que su mirada,
sufrió de amor y al mar entró desnuda;
éste la tomó a la fuerza y ahogó sus penas,
salió con un vestido tejido
de oleajes y piedras negras,
se hundió tanto en la arena
que solo salpicar un quejido pudo.

Se fue antes que el sol saliera,
antes que la ventana de sus ojos se abriera
y dejara entrar luces despedidas y hartos adioses.
Dejó de encargo el cuerpo y sus recuerdos,
lágrimas pulcras le cobijaron de los fríos llantos.
Por miedo a perder tanto, murió sola,
se olvidó de todo,
un párpado eterno la cegó.

Ahora duerme bajo soles y primaveras,
de piedra los armazones son
cuando recubren donde hubo amor,
más duro es el dolor cuando se encarna con el tiempo
más dura la razón que el sentimiento.

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