Dafne poseída

El viento que soy te deshoja
frágil Margarita
cuando me empujan los demonios de Apolo
los vendavales del trópico
las ráfagas del Norte
tiemblas, caen tus pétalos que dicen no
me apaciguo y estás tranquila jugamos juntos
te respiro y me respiras cotidianos
céfiro, te doy vida y soy feliz
cálido, como brisa, te acaricio
entonces te deshaces en un sí y otro sí
y luego un prolongado no y siempre sí
me enloqueces y te penetro te arrebato
me hundo en tus aromas alcanzo tu néctar
y al final tu dulzura me vuelve
música de flauta aire acondicionado
tu deleite, frágil Margarita

La mañana

La mañana es una remota hendidura
que nos pasa en un tiempo que no existe
una cosa que sentimos sin estar aquí.
Un Tabasco implacable en un verso perdido.
Eco, de la vida
sueños que toman forma y ya no son.
Intención que se desvanece
en el instante que fue hoy
noche que se recuerda, día que huye,
tarde ansiada…
Crepúsculo impaciente.
Es una música que se oyó ayer.
Una lluvia del siglo XIX,
nubes que se vislumbran.
El anuncio de una simetría
de colores que se repiten.
El clima inmóvil de Saturno fugitivo.
El nido de todas las conversaciones.
El tedio del olvido.
Es la noche que ya no será,
el pájaro que se recuerda que vuela
y ya no está.
El jardín que tiembla.
El rocío que se vuelve rosa,
aroma verde todo y nada luz.

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